- Crónica de una derrota anunciada en la sucesión de la UAEMéx .
- Carlos Eduardo Barrera Díaz y Eréndira Fierro Moreno “enrarecieron” el ambiente de elección de la primera mujer rectora .
- Concluye etapa de promoción de las candidatas .
Prácticamente, hace dos meses inició el proceso de renovación de la rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), que hoy concluye en su etapa de promoción de las aspirantes ante la comunidad universitaria. Hace dos meses el rector de la Institución, Carlos Eduardo Barrera Díaz, se presentaba ufano, triunfante, confiado de que no habría ningún problema y que todo marcharía en tranquilidad, pues según cuentan personas cercanas a él, “todo lo había hecho bien”.
Contaba con dos cartas de presentación que a su entender eran suficientes para transitar con éxito el cambio de rectoría que, por primera vez, recaería en una mujer. Decía el rector que por su buen trabajo, alinearía con la Presidenta de la República y con la Gubernatura del Estado, que una mujer fuera rectora de la UAEMéx. Hasta eso se lo adjudicaba Barrera Díaz. Sus dos cartas eran, en primer lugar, haber disminuido la deuda de la Universidad con el ISSEMYM y, según decía, tener finanzas sanas (lo que siempre es una obligación), y otra muy oscura, que era tener de aliados a integrantes del gabinete del gobierno estatal que lo acompañarían en la sucesión. Nunca se planteó una huelga estudiantil, eso no estaba en el escenario, eso -decía- solo le pasó a Alfredo Barrera, y lo salvó la pandemia, se burlaba.
Con sus dos cartas fuertes, según aconsejaba su propia soberbia, decidió que Eréndira Fierro Moreno, su secretaria de Administración y quien desde hace 8 años es su mano derecha, fuera su candidata, a quien haría ganar sin sobresaltos o, en todo caso, a pesar de quien se le opusiera.
El registro de su candidata fue una demostración de dispendio de recursos públicos. Potrobuses acarreando a jóvenes de preparatoria menores de edad para apoyar a Eréndira Fierro Moreno. A cambio de calificaciones y de liberación del servicio social también movilizaron a estudiantes de licenciatura. Incluso gente del ayuntamiento de Toluca, donde están algunos de sus aliados, estuvieron presentes ese día. El viejo adagio priísta arraigado en la estrategia de la dupla Carlos Eduardo Barrera – Eréndira Fierro Moreno, “para eso es el poder, para demostrarlo”. No tienen idea del significado -hecho eslogan- que la Gobernadora del Estado, Maestra Delfina Gómez, le ha dado a la política: El poder de servir.
A partir del registro, absolutamente nada le salió bien a la dupla Barrera-Fierro. Cada vez es más sabido en la comunidad universitaria y en los grupos políticos que negarle el registro a la aspirante Laura Benhumea fue parte de una estrategia que calificaban de Intellegens maximus. El sentido era victimizar a Benhumea para incorporarla después y así, dividir el voto opositor, pues según pensaron, si las demás candidatas se unían o alguna despuntaba, la misión de Laura era restarle votos ante la comunidad y en el Consejo Universitario y con ello, asegurar el triunfo de Eréndira Fierro. En un primer momento les funcionó, pues cuatro candidatas se coincidieron en un comunicado denunciando parcialidad y dados cargados por parte del rector. La estrategia de victimización de Benhumea iba caminando de acuerdo con lo planeado.
El menosprecio a una comunidad dinámica, pensante, crítica y actuante le costaría muy caro. Creer que ninguna de las otras candidatas levantaría simpatías y reconocimiento de estudiantes, docentes y personal administrativo también les jugó en contra. Pensar que Benhumea al ser victimizada lograría simpatía permanente y creciente, fue una equivocación garrafal. Su “fuerza” de víctima que “lucha” contra el rector le duró menos de una semana. Otras dos cosas que no vieron venir fue que la soberbia del equipo de la dupla Barrera-Fierro les hizo mostrar maltratos y actitudes agresivas hacia la comunidad, como ejemplo, al estudiante de la preparatoria #2, donde un docente lo violentó para que no mostrara una cartulina en contra de la imposición de la candidata oficial, pero hay más hechos registrados de directores y profesores. Tampoco contaron que las personas más allegadas a ellos no soportarían discriminación, clasismo y altanería, además que se fueron dando cuenta de los intereses oscuros de esa dupla no beneficia a la universidad sino solo a los grupos de siempre, entiéndase José Martínez Vilchis y Jorge Olvera García y, que por ello han ido contando lo que ocurre; a lo que el rector llama “filtraciones” son experiencias y evidencias que su mismo equipo comparte.
Cabe destacar que la anunciada transparencia no ha sido tal, ahí están varias auditorías que señalan lo contrario, siendo la más significativa la del propio Órgano Interno de Control de la Universidad. Sobran evidencias de reuniones con directores de facultades y planteles donde fuera de toda legalidad operan a favor de Eréndira Fierro. Y, un audio del rector mostrándose, por lo menos, iracundo y con señales de uso corrupto de recursos públicos, lo ha hecho caer en contradicciones, emitiendo un comunicado oficial aceptando que el audio existe y después dando entrevista y emitiendo un video diciendo que es falso. El rector está perdido, ya no sabe dónde tiene la cabeza.
Hay que sumar la solicitud de renuncia en el pleno del Congreso Local, lo que nunca le había ocurrido a un rector y, por si algo faltara, paros estudiantiles en varias facultades. Descontrol total, falta de liderazgo y, lo más grave, nada de credibilidad al rector soberbio.
No tenía plan B porque nunca pensó necesitarlo. Sobre la marcha ha ido analizando qué hacer. Eréndira se derrumbó y Laura no creció. Ahora busca que Laura decline a favor de Eréndira, al tiempo que quiere encontrar otra opción y le ha ofrecido a una tercera candidata -Dolores Durán- que la apoyará para que sea rectora. Allá ella si le cree, debe entender que lo único que proviene de Carlos Barrera es fracaso.
Hay que tener cuidado con querer engañar a jóvenes estudiantes. La historia de México muestra y demuestra que nada sale bien si a la juventud se le quiere reprimir, ver la cara, vulnerar. Tlatelolco y Ayotzinapa son solo dos casos.
Solo existe un responsable directo del caos que se vive en la sucesión de rectoría de la máxima casa de estudios y ése es Carlos Eduardo Barrera Díaz, él impulsó a Eréndira Fierro, quien tampoco ha entendido el repudio de la comunidad universitaria. Él buscó cobijo con Alejandro Viedma, subsecretario de gobierno estatal; con Norberto Morales, Secretario del Trabajo y con Efrén Sánchez, Procurador de la Defensa del Trabajo ; él se dejó llevar por el alcalde toluqueño Ricardo Moreno y sus operadores, los hermanos Medina.
Hay que destacar que existen evidencias que toda esta truculenta operación se vino fraguando desde una oficina del más alto nivel en Lerdo #300, a espaldas de quien manda en el estado. Esta circunstancia es preocupante por lo que implica actuar sin informar y al margen de la política institucional y de la instrucción de no implicarse en los asuntos de nuestra universidad pública autónoma.
Carlos Eduardo Barrera Díaz ya pasó a la historia como el peor rector que haya tenido la Universidad Autónoma del Estado de México. Hace un mes imaginaba otra cosa, hoy, ni en sus peores pesadillas pensó estar donde se ubica.
( Foto: tomada de internet )